domingo, 3 de septiembre de 2017


Llueve

Llueve tanto que ni siquiera puedo verte. Mis ojos buscan asilo bajo tu mirada, se sienten perdidos, entristecidos, desconcertados, atemorizados de poder perderte. Se convierten en persianas tras las que cantar una nana. Oigo incesantes miradas, pero ninguna es la  tuya. Han echado la llave a mi cuerpo y mi alma se ha quedado encerrada, se encuentra en una sala amplia, muy amplia en la que solo hay noche, en la que solo hay ruido. Solo dos resquicios de luz le permiten ver la realidad de reojo. Mi alma se siente sedienta de realidad, necesita salir y poder comerse el mundo. Porque mientras que está ahí metida llueven sentimientos, sentimientos que hacen más pequeña la sala. Las salidas de emergencia se bloquean y los resquicios se cierran.




-LLUEVE-

 

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